Un "PACE" a la conexión: Democratizando el acceso a la educación superior

Un "PACE" a la conexión: Democratizando el acceso a la educación superior

10 Julio 2020

En Chile, hablar de acceso inclusivo a la educación superior es un tema reciente y que se ha tratado de desarrollar durante los últimos 10 años. El proceso ha contado con un sin fin de desafíos que parten con una serie de políticas públicas sobre la materia.

Cristian Herrera >
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Tenemos un índice de Gini de 0,47, según el Banco Mundial el año 2019, lo que nos sitúa como el país con mayor desigualdad de la OCDE, impactando directamente en las oportunidades que tienen los jóvenes a entrar a la educación superior. En 1985 solo el 15% de los estudiantes ingresaba a la educación superior, encasillándose solo a una elite del país y así se pueden seguir dando datos de desigualdad a lo largo de los años.

Es por esto que se han creado políticas para apoyar e incentivar el aumento del nivel de inclusión en el acceso a la educación superior nivel país, pero con la mirada de que lo académico no lo es todo e incorporando otras variables con un desarrollo más amplio en el camino al acceso, teniendo una mayor riqueza y cobertura.

En este contexto, el Programa de acompañamiento y acceso efectivo a la educación superior (PACE) es uno de los programas de carácter de acceso inclusivo a la universidad y el único que tiene una trayectoria en el estudiante, desde el liceo de procedencia hasta el segundo año de ingreso efectivo a alguna institución de educación superior (IES). Permitiendo que a estudiantes destacados de liceos, en un contexto vulnerado y participando en actividades de preparación y apoyo, se les asegure un cupo en una IES en convenio con el programa. Una vez que el estudiante ingresa por PACE, se le acompaña en sus dos primeros años con un apoyo académico y psicoeducativo, con el objetivo que el estudiante no deserte.

La región del Biobío tiene PACE en UCSC, UDEC y UBB, todas IES correspondientes al colegio de rectores, desplegándose por toda la región no tan sólo en sus casas estudiantiles si no que en los liceos bajo convenio de cada universidad.

El PACE se desarrolla según el contexto de cada IES de forma independiente bajo ciertos lineamientos comunes, a pesar de que coexisten bajo un mismo territorio y al alero del Ministerio de Educación. Esta independencia produce una baja conexión entre ellas, aun cuando existen mesas de trabajo colaborativos regionales.

La emergencia sanitaria que nos afecta a nivel mundial nos invita a comunicarnos y a conectarnos, si bien nos exige un alejamiento físico, nos permite un acercamiento social y gracias a la tecnología podemos generar comunidades virtuales para fines comunes, en este caso, el tema “inclusión” que es el eje del programa PACE. Cuando se busca la palabra inclusión en el diccionario, se encuentra con la palabra “conexión” y es lo que falta en los programas de inclusión tanto a nivel regional como nacional.

Buscar una conexión entre IES es fundamental para el avance de las políticas públicas de inclusión, empujando a ampliar las coberturas ya establecidas. Compartiendo bases de datos mediante canales formales, mejorarían las gestiones a realizar con un norte claro y de forma transversal, abriendo el abanico y ayudando no solo a estudiantes talentosos bajo un contexto vulnerable, sino también a los de bajo rendimiento, minorías étnicas, abrirse a la educación técnica profesional, entre otras.

Si bien la pandemia ha truncado todo plan que se podría haber tenido en cualquier ámbito de cosas, nos da la oportunidad de ser creativos, flexibles, mejorar y adecuarnos para llegar al objetivo planteado. Generar comunidad brinda puntos de vista, diversos contextos y realidades para que la creatividad, la flexibilidad y la mejora continua le ganen a la individualidad que parecía tan normal. 

… El desafío está, ¡conectémonos y avancemos!