TV chilena: “La autorregulación debe existir"

TV chilena: “La autorregulación debe existir"

21 Julio 2011

Es labor de los medios lograr que tengamos una televisión de calidad, que informe y entretenga y que no se sienta faro de un país que hace ya rato tiene ciudadanos que no necesitan que les digan cómo vivir sus vidas.

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En esta columna, la periodista Claudia Godoy, Productora ejecutiva del Área de Programación de TVN, aborda el tema de la autorregulación de la TV en Chile.
¿Espejo o faro? Esta pregunta ha sido recurrente en los canales de televisión durante los últimos 10 años. Hay quienes siguen creyendo que los chilenos necesitan una luz casi celestial que los guíe por el buen camino ciudadano e incluso personal o moral. Existe una confusión al creer que vivimos en un país casi infantil que requiere de un papá que le diga qué hacer y cómo hacerlo. Esta no es la misión de la TV. Esta misma forma de ver que tienen muchos al interior de las emisoras sobre guiar a los televidentes (ciudadanos) es la que aplica el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) sobre los canales. Decir cómo debe programar, a qué horas y con qué tipo de contenido, como si la TV chilena fuera un adolescente que castigas cuando llega tarde del carrete. Y como muchos padres tienen claro, los pataleos frente a los hijos ya no funcionan.

 

Por tanto, ambos, canales y CNTV, están equivocados: ni el público busca un papá en la televisión, ni la TV necesita un controlador que le diga cómo actuar. Hace ya tiempo que las libertades individuales permiten a los ciudadanos elegir qué ver y cuándo. Son individuos capaces de rechazar lo que consideran morboso, de mal gusto, violento o, sin más, optar por ver este contenido. Si el CNTV se escandaliza, hay otros millones que optan por ellos.

Podrán decir que la televisión cae en graves errores de contenido, y que en muchas ocasiones abusa de su autoridad sobre ciudadanos indefensos (un ejemplo, los familiares de los reos muertos en la cárcel de San Miguel). Es verdad. Pero el camino para castigar estas acciones están claramente establecidas en la ley, y deben ser los tribunales, como está ocurriendo hoy en el Reino Unido, los que deben investigar y sancionar a quienes pasen el límite de la norma.

Por otro lado, los periodistas deben tener claro y conocer en profundidad las reglas éticas y legales que nos rigen. Hoy centenares de reporteros desconocen la diferencia entre los público y lo privado, lo que se puede publicar o no publicar, y los canales de televisión deben hacerse responsables ante los tribunales de poner en pantalla personas que no saben ejercer la profesión de periodista, y que poco conocen de ella, trasgrediendo a diario el valor de la real información y simplemente publicando rumores a lo que llaman, con desenfado, reporteo.

La tarea es larga, pero es labor de los medios —y no de un CNTV— el lograr que tengamos una televisión de calidad, que informe y entretenga y que no se sienta faro de un país que hace ya rato tiene ciudadanos que requieren que empaticen con sus vidas, pero que no les digan cómo vivirla.

 

Publicado en Puro Periodismo