Patagonia sin represas y sin carbón

Patagonia sin represas y sin carbón

31 Agosto 2011

Lo único que falta, realmente, es una determinación por parte del Estado, con políticas serias y objetivos claros, que estimulen y marquen el rumbo. Hoy, el modelo energético está centrado en generar ganancias económicas a las transnacionales.

Andrés Gilmore >
authenticated user

Por Andrés Gillmore Secretario y vocero de Corporación Costa Carrera- Aysén. www.costacarrera.cl

Para la Patagonia chilena o para las regiones australes si se quiere usar ese término que también nos identifica tanto a magallánicos como ayseninos, estos no son buenos momentos, marcando en el último tiempo el acontecer diario de estas regiones, viviéndose tiempos de opresión y disgusto por la sobrevivencia de estas dos regiones hermanas. Regiones tan parecidas en cultura y formas de hacer, hoy ensimismadas luchando por sobrevivir ante la intervención de las grandes transnacionales, que han obligando a sus habitantes a organizarse ante la intención de implantar megaproyectos energéticos en sus territorios, en ello están: PATAGONIA SIN REPRESAS YALERTA ISLA RIESCO, por proyectos que a pesar de haber sido aprobados no tienen las condiciones necesarias para ser aprobados y puestos en ejecución, que han hecho -en consecuencia- que se tengan que desarrollar estrategias, por parte de los habitantes de los propios territorios, para defenderse y hacer valer sus derechos en contra de estos grandes poderes internacionales, interesados en los recursos naturales de la Patagonia Chilena.

Por un lado, tenemos el caso HidroAysén, que hace seis años tiene a la región de Aysén en ascuas por parte de la transnacional ENDESA, intentando a como dé lugar, y sin ética alguna, intervenir los ríos Baker y Pascua en la cuenca del Baker, para generar electricidad y venderla a la gran minería del norte del país. Por otro lado, tenemos a los empresarios privados Angelini y Von Appen, asociados con la transnacional COPEC, intentando ejecutar el proyecto Mina Invierno en Isla Riesco en Magallanes, pretendiendo sacar carbón de muy baja ley con un procedimiento obsoleto, a pesar de no reunir las condiciones medio ambientales exigibles por ley para hacerlo.

Las dos intenciones tienen puntos en común que sorprenden y revelan su verdad sin poder hacerse caso omiso de ellas, sobre todo, para los que vivimos en las regiones que pretenden ser intervenidas y con ello, el panorama de la destrucción de nuestras vidas.

En primera instancia, los dos proyectos son totalmente destructivos para el medio ambiente en que pretenden ser emplazados, destruyendo la flora y fauna del lugar y toda una forma de hacer en la cuales sus comunidades han basado su proyección, no solo económica, sino también de vida. Segundo, los dos proyectos son de carácter privado y responden más que nada a grandes negocios con grandes ganancias, que a las necesidades reales del país, en busca de un desarrollo sustentable en materia energética.

Tercero, las dos intenciones pretenden llevarlos a cabo con tecnologías obsoletas, que no responden a la modernidad de los nuevos tiempos y son, sin lugar a dudas, un verdadero retroceso en materia de generación energética y de desarrollo.

Cuarto, las dos intenciones han tenido evaluaciones ambientales precarias y en los dos casos hasta se han falsificado informes para sacarlos adelante, sin garantías reales de que se ha cumplido con los protocolos establecidos por ley. Con estudios de impacto ambiental, presentados por las propias empresas interesadas, con muchas observaciones, grandes omisiones y lagunas de las verdaderas consecuencias para los habitantes y sus procesos productivos.

Esto ha puesto en tela de juicio los verdaderos alcances contradictorios que significarán los proyectos una vez en operación.

Quinto, los dos proyectos han gastado fuertes sumas de dinero sobre todo el de HidroAysén, para decirle a la opinión pública que cuentan con tecnología de punta con los más nuevos procedimientos de la ciencia y que son un beneficio para el país, pero a pesar de todo, innumerables científicos y profesionales del área, con años de experiencia en la materia, con diferentes posgrados y doctorados en prestigiosas universidades, han puesto en tela de juicio los proyectos con razones de excelencia, sustentados en estudios comparativos que aducen todo lo contario.

Sexto, los dos territorios pretendidos por estas transnacionales, han fundamentado su economía en el turismo de intereses especiales y la ganadería productiva de extensión, que con los proyectos energéticos pretendidos estos objetivos ciudadanos serán destruidos totalmente y para siempre, transformándolos en territorios contaminados y deteriorados, nivelándolos con lo restante país, por malas políticas energéticas.

Siete, los habitantes y los territorios que serían intervenidos por proyectos de esta magnitud, sufren importantes discriminaciones por parte de los que resuelven su tolerabilidad y su veracidad en su sustentación, en este caso, a estas dos regiones no se las ha tratado con el debido respeto y consideración que se merecen, como regiones en igualdad de condiciones con el resto del país.

El carbón de Isla Riesco es de un tipo sub-bituminoso tipo b y c, de mala calidad, de poco poder calórico en comparación con los carbones que se usan hoy en día para alimentar las restantes termoeléctricas del norte. Este carbón es menos eficiente, con altos niveles de mercurio que no están dentro de los rangos permitidos para la salud humana, según la legislación chilena, causarán innumerables malas formaciones congénitas y, a pesar de ello, y todo lo demás, el consejo de ministros no vio motivos aparentes para parar el proyecto, generando dudas y rebeldía, no solo a los habitantes de estas regiones, también en el resto del país, que entiende que estos procedimientos no pueden ser aceptados por una generación que no está dispuesta a sacrificar el país y su propio futuro por malas decisiones. 

Los costos comparativos son un tema primordial en la generación eléctrica y en la posible estrategia futura que se debe abordar en el país, si se quiere una proyección de calidad, demostrando que las energías alternativas renovables son una vía interesante y concreta, donde la energía eólica, geotermia y la biomasa ya son competitivas, que la solar para el año 2020 lo será. Lo único que falta, realmente, es una determinación por parte del Estado, con políticas serias y objetivos claros, que estimulen y marquen el rumbo. Hoy, el modelo energético está centrado en generar ganancias económicas a las transnacionales y en ningún caso en desarrollar al país con estrategias energéticas que den un beneficio real a los habitantes y produzcan mejoras en su calidad de vida.

Comentarios

Imagen de Dario Ciro

Creo que el señor Gilmore al

Creo que el señor Gilmore al dejarse llevar por la pasión, pierde un poco la objetividad. Es imposible llevar energía desde el Sistema Interconectado Central, SIC al Sistema Interconectado del Norte Grande, SING que sirve a la gran minería del norte del país. Es más hoy el SING tiene un superavit de generación en torno a los 2.000 mega watt, por lo que no necesita energía adicional. Por lo mismo la eventual energía que producirá HA es para la zona central de Chile. También es contradictorio que indique que está contra el carbón y a la vez contra la hidroeléctricidad, por qué entonces cuál es la alternativa real para el país?... si no es una es la otra. La generación a carbón escala peligrosamente su participación en la matriz energética con un 48.8%  a julio de este año, representando un aumento del 26.4% respecto del 2010. En contraposición la generación hídrica cayó en 22.8% en el mismo período representando solo el 29.6% de nuestra matriz. Por otra parte la generación de gas convinada el 21.1%, la generación eólica un marginal 0.5% y la solar ni siquiera el 0.1%. En conclusión siendo relistas y no idealistas como muchos, si no es hidroelectricidad es carbón... que los chilenos decidan.